Alimentación complementaria en niños y niñas de Argentina
Palabras clave:
alimentación complementaria, lactancia materna, desarrollo infantil, lactantes, hábitos alimentarioResumen
Introducción: la alimentación complementaria es el periodo durante el cual se introducen sólidos y líquidos como complemento a la lactancia materna o fórmula. El período de los primeros 1000 días constituye una etapa decisiva que condiciona el potencial de crecimiento, desarrollo físico y cognitivo de los niños/as. Una alimentación adecuada, durante los primeros meses de vida, favorecida por la lactancia materna y por una alimentación complementaria apropiada y oportuna requiere del compromiso de la familia y la sociedad. El objetivo de este documento es revisar la evidencia disponible y establecer recomendaciones basadas en la misma y en el criterio de los autores.
Materiales y método: se realizó una revisión y actualización bibliográfica que luego se analizó y discutió entre las autoras, logrando una información consensuada en relación al objetivo planteado. La revisión bibliográfica incluyó las bases electrónicas Google Scholar, PudMed y Medline. Se utilizaron las siguientes palabras clave: “alimentación complementaria”, “bebes”, “niño”, “niña” en idioma castellano e inglés, entre septiembre 2021 y octubre 2023. Se consideraron artículos con diferente metodología, incluidos trabajos originales, revisiones sistemáticas, meta-análisis y recomendaciones de expertos. Se incluyeron únicamente publicaciones en humanos, de 0 a 1 año de edad. Se excluyeron reportes de casos individuales.
Resultados: la indicación de comienzo de la alimentación complementaria debe empezar con la evaluación nutricional, madurativa y desarrollo general para asegurarse que el niño/a está en condiciones de recibirla. Las necesidades nutricionales de los lactantes deben satisfacer las diferencias entre los nutrientes proporcionados por la leche materna y las necesidades totales de energía, proteínas, hierro, zinc y vitaminas liposolubles A y D. El método a implementar dependerá de cada grupo familiar y los alimentos seleccionados están relacionados con hábitos y costumbres de cada región del país.
Conclusión: la alimentación complementaria debe iniciarse a partir de los 6 meses de edad, ya que en esta etapa no se cubren nutrientes críticos como el hierro, zinc y las vitaminas A y D, fundamentales para el desarrollo físico y cognitivo del niño/a. Este proceso se ve directamente favorecido por una lactancia materna adecuada y una alimentación complementaria oportuna, lo que requiere el compromiso tanto de la familia como de la sociedad. Además, durante esta etapa se desarrollan los hábitos alimentarios, un proceso complejo y multifactorial (biológico, psicológico, cultural y social) que influirá en las futuras preferencias alimentarias y la comensalidad. El profesional de la salud debe basarse en la evidencia actualizada para recomendar la incorporación de nuevos alimentos, considerando la maduración y el desarrollo neurofisiológico del niño/a. Existen distintos métodos válidos de introducción de alimentos siempre que se cubran los requerimientos de energía y nutrientes.
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